lunes, 26 de noviembre de 2012

1/2

Me gusta el olor a gasolina, los claveles y los números impares. Detesto las divisiones exactas, los caminos correctos de la matemática y los nombres extraños de las ciencias biológicas. Me gustan las sensaciones, los diferentes puntos de vista, la divergencia y lo insensato. Detesto la verdad y el absolutismo, el sol y sus astros y las convenciones sociales. Me gusta la tranquilidad y el desorden inconstante, las palabras escritas y no dichas, y la compañía. Detesto la soledad, el silencio permanente y las palabras tiradas al azar. Me gusta el arte, leer libros por montones, observar el mundo y crear otro. Detesto la formalidad, los insultos y la violencia. Me gusta la imaginación, la imperfección y el desencanto. Detesto la perfección, la cursilería y el amor en términos humanos. Me gusta la corrección, la crítica y el sentimiento por sobre todas las cosas. Detesto las generalizaciones, las razones y la redundancia. Me gustan los colores -aunque no lo crea-, las utopías y la originalidad. Detesto los días calurosos y los fríos, la inconsecuencia y el consumismo. Me gusta la sonrisa espontánea, las risas deformes, la naturalidad y el compromiso con la vida. Detesto las teorías, la lectura por obligación y parte del sistema educacional formal. Me gusta la educación bajo mi definición, la paz y la vida completa. Detesto la estructura sin bases y Dios! Como amo definir las cosas a mi manera.

Giros.

He muerto en la agenda de tus besos, en el personaje antagónico de tu mal amor. Infragante de soledad descubro en tu sonrisa la tranquilidad; te descubro, no me observas y así damos vueltas en torno a la discordia y placer. He muerto en la agenda de tus besos, en la agonía victimaria de mi rol.

3008.

Ya no temo a tu pesadilla
ni a tu recuerdo abundante de soledad.
Agrupo cada una de nuestras coherencias
te agrupo bajo mis sábanas con sangre
bajo las heridas sin luz
y tú, allí, como siempre,
bailando sin direcciones, sin ritmo
sin ningún paso qué inventar.

Te adivino
y vuelves a penetrar en mí
vuelves a buscar el botón de empuje
vuelves, vuelves, vuelves
a recordarme que sin ti,
que sin ello, que sin eso
hay un espacio de vientre sin calor
hay una teoría sin avance sin muestras
y tú, allí, imitando mi dolor
buscando...

Ya no temo a la risa forzada
ni a tu sonrisa voluntaria.

¡Cómo me partes
cómo te vas
cómo te alejo
cómo me admiras
cómo derramo
esa poca angustia
ese sentido de elocuencia
esa maldita presencia
cómo me partes!

Sin un palabra
sin el llanto esclavo, sin la marca de dolor
sin el jugo de tus alas
sin el freno de voluntades
sin ti, sin mí, sin ninguno de los dos
¿Cómo obstruyo el silencio?

Nieva tras de mí
bajo la mancha, bajo los cabellos
clavo la más grande de mis estacas
te siento gritando, te siento ausente
ausente como siempre
ausente como verdad
te opacas, te opacas, te opacas,
te opaco en el puente sin luz.

Y si vez como sangro
bendice mi cuerpo
maltrata tu interior
sin culpas
todo
sin culpas.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Dos meses atrás.

En resumidas cuentas quedé en shock, no hallé qué hacer y no supe hasta mucho después. Quise tenerte, no lo niego... quise observarte un tiempo más, pero la vida así no lo quiso. Y aún no sé cómo pedirte disculpas, aún no sé cómo perdonarme. He estado tan sola en todo esto que tu recuerdo es lo más sincero que me queda, y es lo único que me mantiene viva. Si puedo vivir por ti, si puedo demostrarte que las cosas no debieron salir así.

De todos los recuerdos, tú eres el único que no me cansa. Hace dos meses, hace dos meses te vi partir.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Dos meses atrás.

- Todo va a estar bien, ¿Sabes por qué?
- ¿Por qué?
- Porque estamos juntos en esto.

.

Y en eso que llamaste esto... me dejaste sola.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Más allá de la última brisa puedes encontrar mis venas repartidas, puedes armar el rompecabezas si quieres, pero no me armes igual que siempre, no me armes cómodamente. Arma todo de nuevo, no dejes piezas del ayer.

A palabras cuerdas.

He recorrido los laberintos más recónditos de mis adentros buscando en ellos el escondite perfecto, quiero abstraerme de la luz y continuar distante de la sociedad, quiero dejar de pertenecer... Huir.

Intentar dejar de recordar, borrar los recuerdos para dejarte ir con todo el dolor que me ocasionas... Y es que no eres sólo tú y tu mediocre distancia, soy yo y mis putas ganas de no seguir, mis recuerdos tergiversados y esa irrealidad que construí para que no me destruyeras... Lo hiciste igual, sin piedad, sin un poco de remordimiento.

Y estoy tan cansada de tu figura, que ni en las benditas metáforas que me acompañaban logro quitarme tu melancolía, soy el suelo y la mierda que pisoteas a diario. Estoy tratando de quitarte, de abandonar tu cuerpo perdido y continuar con este cuerpo que no me agrada, pero mientras más lloro, mientras más te recuerdo... Más te extraño.

Quiero tener la valentía de odiarte, tener el dolor ensimismado y el orgullo a flor de piel, quiero encontrarme con tu silueta para golpear cada una de tus palabras y confesarte que te creí todo sin razón alguna... Porque tú estás allí viéndome morir y no te importa, y lo que es peor... Ves como me suicido a diario y no haces nada por detenerlo. 

Porque ese amor que me confesabas se perdió con tu distancia, se perdió con tu armonía de amar sin reglas, con esos besos que le das a otra. Y mientras yo difiero conmigo misma y me contradigo, y me pierdo, y me vuelvo a construir para los demás, y no puedo seguir, y no puedo volver... Tú quieres entenderme, quieres estar ahí, pero ¿Qué sentido tiene?

¿Qué quieres que diga? Si mientras tú sonríes, yo sigo mirando ese corazón que te pertenecía. 
No hay igualdad, no hay nombres siquiera. Estoy desenterrando mi dolor para encontrarme por enésima vez. Quisiera ser la luz que existía en su mundo, pero en la discordia, en la vida real que no tengo, soy la nada perfecta para dañar. Me hastía, me desangro y en pliegues me armo de valor para no mirarte a los ojos, para distanciarme de tu cuerpo, para irme como quieres, como deseas... No hay república en medida, no hay siquiera concordancia, mientras más perdida estoy, más feliz resultas tú.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Son las cuatro.

Me gustaría decir que en tu cuarto año está todo bien, pero no es así. Te dejé en medio de la nada porque no quería encontrarme con su silueta, pero volví a ti como siempre, a mi fiel refugio. Eres la más grande de mis posesiones, y quizá la mejor de mis escapatorias. Porque tú significas todo lo que amo y detesto a la vez, porque en ti he puesto mi alma. Escribir bonito... no sé qué haría sin ti. 

Son cuatro años en que me ves caer en la invención constante de mis precipicios, desde que me observas construir situaciones equívocas para buscar razón en la falta de elocuencia. Significas tanto, que después de todo eres lo único que me queda, lo único realmente mío y no sé en qué momento ni cómo empezaste a ser la mejor de mis locuras. Hoy son cuatro, y seguimos creciendo en esta irrealidad de conservarnos como la única ideología de vivir.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Tú ya no me quieres. Tú ya no me extrañas. Y es que realmente no me quisiste nunca, y es que realmente ni respeto tuviste por mí.

Me declaro la más estúpida de todas por responder todo lo que necesitas mientras tú, no dices nada.

sábado, 27 de octubre de 2012

Me cansas. Me cansas. Me cansas. Me alegras...

Te extraño y no haces nada.

4007.

Quiero disfrazarme de tus aguas
bendecir tu oxígeno, caer en la estancia
puedo sofocar tu sien y derretir el aire
el aire que pasa por tu venas y sin fin
logra calmarme, pero es eterna compañía
es eterno el desagüe y fría la contusión.

¿Quieres darme la bienvenida?
¿Quieres recorrer el camino del dolor?
Despide por mí la poética
no revivas por favor
es el silencio quien me mantiene herida
es tu inerte movilidad lo que me mata a diario
casi sin piedad, casi sin emoción
es el desenfoque de tu sonrisa
el delirio de tu mentalidad, y mientras yo
estoy buscándote en mis ruinas
tú te pierdes en la feminidad de otra mujer.

Quiero ser encanto de tu silueta
ser lo que fui pero por segunda vez
y ¡¿Cómo puedo pedirte de nuevo
aquella mentira que me hiciste pasar?!

He querido detestar tu cuerpo un centenar de veces
he querido disolver mi amor por ti
he querido renunciar al pedestal que lleva tu nombre
he querido dejar de amar a quien llena de agujas mis esperanzas
he querido dejar de sostenerte, de respirarte
y es que quiero por sobre todo llenarme de tu felicidad
ser feliz en tu mentalidad, vivir encantada en tus sueños.

Ya no me importa si estoy a tu lado
pero quiero ser quien siempre te quite el sueño
quiero estar allí donde tus brazos terminan
para darme un abrazo, para sentir mi cuerpo
renunciaría a mí misma si pudiese para encontrar normalidad
pero es justamente aquello lo que nunca he sido
y no quiero ser por ti.

Y ya has traído tanto dolor a mi vida
que ya no sé a quién culpar por tanta angustia
y es que quiero odiarte con todo lo que me queda
que de por cierto no es mucho
porque son los besos que le dedicas a otra persona
lo que me deja las noches sin sueño.

viernes, 26 de octubre de 2012

Mi color procedente del sol, mi piel seca y sin retocar. El mentón partido en dos, el lunar cercano a la nariz, las mil y un marcas en la piel y mi frente alta. Mi sonrisa destruida, descolorida y los dientes chuecos. Mi nariz lineal y respingada. La diferencia de tamaño de mis ojos y el color típico de ellos. Mi desarreglado, largo y fino pelo. Mi voz quebrada y mi falta de aire por no saber respirar. Y es que sí, me gusta mi naturalidad.

jueves, 25 de octubre de 2012

3762.

Nacer en tus entrañas
acomodar la locura, absorberme
tentar la elocuencia y no mentir
quedarme en las palabras, en tu sentido
se ha muerto algo, se ha perdido el destino
y no puedo encontrarte, no hay
como mirarte.

Es tiempo de precipicios
es tiempo de humanidad
sólo un poco de inocencia y
no estoy, vuelvo en la más obscura sinfonía
en el sector imaginario de tu voz
y puedo idolatrar tu cuerpo y sentir tus ojos
mirando los míos,
pero es tu silencio, es tu vaga armonía
que me pierde en tus cajones
en tus palabras malditas
y como quiero seguirte descalza
como quiero volver a oírte
pero es mi silencio el contradictorio
son mis ganas las que no se deciden.

Grita si es necesario, no hay excusas
entiéndelo, no vivo atrapada en ti
y muero en cada vida que imaginas
en cada ilusión que dibujas
es tu especialidad de encontrar ángulos
de pintar el álamo de mi desierto
lo que mantiene mi cuerpo intacto en tu ausencia
y mi mente acorralada, dispersa, imaginaria
en tus brazos, acurrucada en tu interior.

Me perdiste y me perdí por secuencia
y eres tú quien me observa con esos ojos de avestruz
y no me sientes porque no me quieres, y no me tienes
porque lo decidiste y no vuelves, porque estás allí
donde mi dolor triunfa y tú estás acá ausente
en presencia plena y derrame de soledad
cuánto quisiera mirarte sin perderme,
lo he gritado todo y tú estás allí buscando
otra piel que conservar
pero es el mundo y yo no soy el mundo
yo decidí no pertenecer.

Deja de observar mis labios cansados
déjame morir en mi abrigo de pieles
déjame llorar y sentir que control no hay
déjame matar mi alegría para sobrevivir
déjame conocer el dolor en ti.

Y busqué entre los árboles perdidos tu distancia
mi adiós que no pronuncio y tus mentiras
tu reclamo de amor y no respeto
porque en el límite de existencia dejé de existir
porque en el límite de existencia me vi morir.

Hunde tus palabras en el fondo de tu boca
no menciones mi nombre
no recurras al dolor, que soy yo quien ha decidido
sufrir por no soportarnos a los.

Quiero decirte.


No te encontré. No logré acercarme a ti otra vez, estuve deambulando entre la sociedad y tus palabras; esas palabras que decías, que sentías y que de la nada pasaron a ser mentira.

Quise acostumbrarme a tu ausencia, quise sentirme feliz porque uno de los dos estaba bien, pero no puedo. He amado la distancia y me aferro a tus mentiras, a esa demostración sin mirarme de que lo sucedido no está en su ciclo, de que te perdiste y no me encuentras... Que no quieres encontrarme.

Decidí irme dejándome en tus brazos. Estoy buscando mi pequeña armonía, el sinfín de mis filosofías, pero me absorbes a tal punto de ahogarme en lo que no soy. Porque ya no existo, me fui para buscarte, y me quedé allí en tu rechazo. Y no existo ni siquiera en tus recuerdos, aunque solías decirlo, no sé qué creer de lo que dices, no sé a qué aferrarme, pero tengo la seguridad de que seguir aferrada a ti hace que muera todos los días un poco más. Me dejaste allí sin decir nada, sin querer enfrentarme, sin decirme un poco de la verdad.

He llorado todos los días, despierto y duermo pensando en tu figura, en nuestras figuras atadas a esa sintonía de amor que nos envolvía, a ese despertar mutuo, al silencio compartido y es que yo no entiendo, no logro aterrizar en esta realidad que construiste para los dos, en este nuevo amanecer que logra aventurarte a ti en las grandes cuevas de la felicidad mientras yo, mientras yo me destruyo cada día más. No logro amortiguar tus palabras, estás en cada fragmento de mi vida y quiero quitarte, quiero quitar tu simbología de dolor y quedarme con la felicidad que hoy te envuelve. 

Muy dentro de mí sigues durmiendo en el hogar que creé para ti, ese lugar que tuviste por meses y sigues teniendo. Quiero decir con todas las ganas que te vayas, pero no lo deseo, no en el fondo. Te espero aunque no llegues de la misma manera, te espero... porque esperaría la vida completa por oírte decir qué sucedió, porque sé que aunque me hagas daño todos los días, sé que esto no es lo que eras o eres. Quiero reconocerte, pero en tu luz ya no existe el graduado de color que observaba, y no puedo obviar todo lo que dijiste, no puedo analizar cada momento, y es que te veo en todos lados, y es que apareces a cada momento.

Confié en cada una de las palabras que salió de tu boca, en cada una de las alegrías, incluso de las penas. Quiero entender todo, y cada minuto que pasa entiendo menos. Porque estoy acá confiando en cosas que ya no existen, viviendo en mi mente para no dejar de vivir y tú, tú estás allá sin recordarme, sin pensarme una sola vez. Y es que te conozco tanto que ya no sé quién eres. No te conozco, y es que quizá, no te conocí nunca. Sólo me queda la felicidad de verte sonreír sin mí.