viernes, 14 de agosto de 2009

729.-

Compadezco la felicidad que alegraba mis días
los momentos de cuna que cantaban alegorías
los llantos de supremacía que ahora vuelan por ahí
y no sé donde estarán... Que no han regresado.

Estoy como para pegarme
como para acuchillar cada dolor que aparece
como para acudir a Dios que jamás ha sido mi amigo
como para gritar por mi vida
como para decir que me muero... Y la agonía
sigue siendo igual de larga.

No brillo por ausencia
si no por no brillar de la ausencia
por las manías que ausentan mi presencia.

No brillo porque me he desteñido
de tanto llorar
no brillo porque mi color se ha vuelto gris
y el negro sigue siendo mi mejor aliado.

No brillo... Jamás lo hice.
¿Qué esperas de mí?

No hay comentarios: