Los pensamientos ocupan un espacio en el territorio de la inconsciente. Un recuerdo que se ocupa de mantenernos lejos de la irrealidad, de ser capaces de serles fiel a la tierra... A la normalidad.
Los pensamientos rebotan en el palpitar continuo del pensamiento, se hacen ver cuando nadie quiere observarlos, se retan entre ellos queriendo encontrar lo correcto y se evaden para no enfrentar el lamento.
Los pensamientos agonizan, sonríen, caen, observan detenidamente como el cielo brilla en su ausencia, como las estrellas dicen ser hermosas sin buscarle el refugio a la luz... Sin tomar en cuenta que la belleza es solo un término para definir lo indescriptible.
domingo, 11 de octubre de 2009
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