domingo, 31 de octubre de 2010

Querida Vida:

Aquí es donde siempre quise estar. No tengo para que decirle más.

¿Cómo ha estado? Han pasado solo tres días de la última vez que me digné a escribirle. ¡Qué divertido! Tenerle siempre, abundante, casi constante al recorrido aburrido de mi vida, de usted a veces. No comprendo aquél termino.

Hoy leyendo comprendí que hay mentalidades que prefiero cerrar. Usted en una de las tantas caídas que preparó para mí, me dijo o trató de decirme que las personas se equivocan y que tienden a equivocarse en el camino del resto; si aceptamos nuestro error en la vida de las demás personas, ¿Por qué no aceptamos su error en las nuestras? Simple, es más fácil verlos caer que sentir la caída en nuestros pies.

Me resulta inusual compartir pensamiento con usted, porque usted los sabe incluso mejor que yo. Para que vea como nos acostumbramos a repertirlo todo o a no contribuir en nada. Porque existimos, solo existimos y seguimos en el camino tan volátil, porque subimos, bajamos, vamos hacia los lados y no nos aburrimos. En cierto modo, eso hace todo más entretenido.

Porque he de pasar toda la vida preguntándome por mi existir, en vez de hacerlo. Y he estado contemplando estrellas que no iluminan nuestro andar. No puedo estar la vida esperando a esperar algo de los demás, es mejor que te impresionen, que te diviertan, que te quieran.

La de siempre y para siempre...

LiteraturaNegra.

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