Me sabe un poco a cordura, un poco a suavidad; esto no es lo mío, usted bien lo debe saber. No le encuentro el sentido a estar todo el tiempo viéndome en la misma sensación, se torna un poco aburrido, casi absurdo para mí. Dígame que veo, yo le diré que siento.
Me marea estar rodeada de gente, me gusta mi soledad; la necesitaba. Me propuse dedicarme a lo mío, a desenvolverme en mis propias ideas. No necesitar de nadie implicaba empezar a ocuparme, a entenderme. Jamás lo hice, he vivido intentando.
El mundo logró disolverse en mi epifanía, no logré percibir grandes rasgos de cariños. El amor se hizo insensato y no volví a querer nunca más. (Eso creía)
Mañana volveré a reír, no hay mejor verbo ni mejor locura. Por esos pasos que ahora enmarco de otra forma y esas especies atónitas que llamamos emociones. La de siempre y para siempre...
LiteraturaNegra.
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