sábado, 30 de julio de 2011

Llévame.

Hay un retrato colgado en mi pieza, disimula observarme por breves segundos y continua el paso de su desolada vida. Me llega a la memoria su recuerdo, ínfimo no conocerle, casi apagado a través de los años. Hubo un tiempo para todo, no logré alcanzarlo.

Suena el timbre, la puerta se abre con mis manos, con una de ellas más bien. Es necesario señalas que soy zurda, pero no contraria. No hubo nadie al otro lado de la puerta, no había sonrisa observándome. Cerré, más por miedo que por precaución. Me tendí a mirarle otra vez.

Su figura me recordaba tiempos pasado, hay una cierta agonía en sus ojos, parecería que el tiempo no formara sus arrugas y no lo hiciera crecer.

- Es una pintura - Me dije.

Me llevó un tiempo asimilarlo, sentir su figura tocándome de nuevo y no resistir el sueño. Me acompañó por breves minutos, nunca crecimos.

Hoy me estanco sin ti.

Recorrí el recuerdo como los paisajes de mi infancia, te vi enlazado con las mismas emociones que yo, me derretí al escuchar tu voz. No hay mejor acción que recordarte, todo el silencio es capaz de mantenernos unidos bajo la distancia del espacio, del universo.

Me tendí otra vez para mirarte.

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