viernes, 30 de septiembre de 2011

El adiós de siempre y los meses. Queda poco para ti, queda demasiado para mí.

29 meses.

Abrir el pensamiento para seguirte descalza, casi inhumana en tu propiedad. Te pensé, te sentí, te quise incluso, sin más que desear. Contemplé el cerrar y abrir de tus párpados, el calculable deseo de poder tenernos el uno al otro y no comprendí que al final todo lo que significamos es lo único que prevalece.

Lo siento.

Querida Vida:

A través del tiempo hemos de vernos a nosotros mismos volar, encontrarnos en nuestro sitio creado por nosotros mismos, volar a través de nuestra imaginación, seguirnos casi por prejuicio, casi por maldad, casi por virtud.

Recuerdo ese día en que me recordaste que el tiempo era ligero y que había un sinfín de emociones que debían surgir de nosotros. Te creí por inocencia, te creí porque no dudaba creerte. Hay cuento que vengo a formar ahora, hay un cuento que no tiene ni principio ni desenlace -o por lo menos no he de recordarlo- pero el desarrollo constante, monótono, casi aburrido.

Despierta en mí el augurio de sostenerme, de seguir encandilada en la misma noción. Tenerle era como encontrarle, siendo distinto era lo mismo. Desperdicié años de infancia, de juventud, de vida en carne propia poder reconocerle como su gran función y olvidé volar.

Abrí de a poco mis alas para encontrarme en un sitio nuevo, para poder seguirle a cada instante sin tener que retroceder o irme lejos. Porque todo era mi vida, todo lo era eso, todo lo era nada. Sentir que me quitaban la vida, que se me exaltaba el alma y no hallaba a dónde ir, a dónde poder encontrarle sin ninguna herida, sin ningún rencor.

A través de los años incité mi poca imaginación al arte debido de encontrarme, situé los pocos lazos que forjé conmigo misma para hacerle ver más fuerte, no conseguí nada. Preferí volar y en ese vuelo inalcanzable me despedí de usted, me despedí de todos, me encontré por fin y no volví para quedarme, volví para entender.

Entre los millones de caminos y en los centenares de porqué; la de siempre y para siempre...

LiteraturaNegra

Dos.

En busca de tu ausencia
me encontré con tus lunares negros
el derretimiento de tus polos
la sangre sucia del abismo
partía en busca de tu ausencia
otra vez.

En los rincones más olvidados
olvidé tu ausencia
me sentí inerte en los capítulos
de nuestra vida
y revertí, casi por milagro
la expropiación de nuestros males.

Extraviar el karma parecía insensato
luego, a través de los años
comprendimos que en un bosque lleno de flores
no nos sentíamos nosotros mismos,
te busqué, te busqué... Busqué tu ausencia.

Dispersé, maltraté, agudicé tu falta de hambre
tu ausencia sin consecuencia, tu dolor infame
casi todo lo que traías contigo
me lo llevé... conmigo.

Te olvidaste.
Me olvidé.
Olvidé tu ausencia.

Me senté en el jardín de flores
en el cuento que inventamos solo para los dos
me senté en el frío Abril del olvido
en la laguna mental que nos invade
en todos nuestros recuerdos
que viven separados
que viven distantes
que sufren de ausencia
que me recuerdan
que te recuerdan
que nos olvidan.

Busqué tu ausencia
caí de rodillas.
Busqué tu ausencia
predestiné el camino.
Busqué tu ausencia
no hay reparo.
Busqué tu ausencia
me olvidé de ti.

3788.
Contémplame. Convérsame. Descíframe.

555.

La pendiente extravagante
el lujo perjudicial de no tenerle.

Matar el alma
producir la estadía.

Ignorar el pensamiento
sufrir cada día.

Mierda.

Me extravié.


martes, 27 de septiembre de 2011

Encontrar la solución en el problema.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Cicatrices.

El misterio encajaba de a poco con su incrédula necesidad, partían los años a través de los kilómetros para entender la historia. Maltratada, la nostalgia huyó de su lugar para enfrentarse a las emociones básicas, no perduró mucho el enfrentamiento, el tiempo necesitaba tiempo y calló todo para verse reír a sí mismo.

Se le perdió el lugar de encuentro y prefirió arrancar a esos lugares que lo tranquilizaban, la verdad es que no entendía nada y la verdad ya no fluía como entidad. Se paró un tiempo a pensar las cosas, a debatirse entre qué hacer y qué sentir, se olvidó que entre un ayer y el otro no había historia qué contar. Ahí le dolió su imaginario corazón.

Era un invento, lo tenía claro.

El misterio ya no sabía quién era. Cuando hubo algo que creer, hubo nada para hacer. Ahí se estancó y quiso correr, correr lejos, huir a distancias intrépidas, desapareció por unos cuantos instantes y no volvió a correr, nunca más.

Destruyó su idea de manifestarse, de controlar las mentes divergentes de la sociedad, pero pensó que había un punto que unía todas las ideologías, que había un punto en el cual podías destruir a todas. Ese punto debía encontrar, pero de ese punto justamente se olvidó.

Todo era muy fácil de olvidar, el misterio no tiene memoria. Tenía otra clase de existencia, otra clase de recuerdos, otro baúl.

Las leyes de la física no ayudaron en nada, todo lo que se construía la gravedad lo bajaba. Tenía unas cuantas razones para no creer y esas mismas desmoronaron las razones básicas de seguir, todo el mundo era demasiado exacto para entenderlo, el mundo era demasiado frágil para quebrarlo.

El flujo de la emoción, la maldita ignorancia, el rencor acumulado, las ganas de llorar, el resentimiento de las pérdidas, la agonía incalculable, el recuerdo desganado, perdió el sentido. La emoción dejó de lado las ganas de verse al espejo, construir un mundo no era difícil, recrearlo por completo, en cambio, era un problema sin resolver... Aún.

Le atravesó el hígado una bala, se culpó a sí mismo de no entenderse. Corrió un poco para sentir el aire otra vez. La bala le recordó que ya había muerto.

Sintió la nada recorrerle cada uno de los cinco sentidos, se apagó la llama de su prendido corazón y no volvió a palpitar. Había olvidado su propia muerte. Se había olvidado por completo.
Juego de palabras.

Ironías no logradas.

Despreciarte es virtud.

El otro día pasé por el parque
dediqué mi mirada a los árboles
a esos viejos árboles
que entre un ayer y otro aún
no olvidan el pasar del tiempo.
El otro día fui a pasear
no diré dónde
grandes bellezas no encontré allí
no ha de importar el lugar
repito, no hay nada bello allí.
El otro día fui a olvidarte
me encontré con unos perros
similares a ti
y no pude olvidar
obviamente, te recordaba
todo el tiempo, al instante.
El otro día fui a mi casa
(no pregunte porque fui)
te vi acurrucado en mi cama
te eché de una sola patada
y ahí, pude olvidarte.

4210.

2565.

Se me acabaron las ideas
se apagó el pensamiento.

Repórtate maldita desilusión
¡Oh! El tiempo no ha corrido.

Se me olvidó extrañarlo.
¡Mierda!

Aguántame un poco más
la nada misma.

No.
No.
No.
No.
No.

Hiciste de todo, menos eso.

Silencio interrumpido.

Carcomer la felicidad con atribuciones
descansa la vida y se me apaga el corazón.
El tiempo que no puedo ver
las aguas sucias que puedo tocar
se derrota el pensamiento.

Olvidaré el juego
sentirse en casa
volver.

Amanece temprano
distante el sol alumbra
distante las nubes me alcanzan
vuelvo a volar
en la ida del adiós
en el refugio intenso del perdón.

Agotamos la nostalgia
no, la melancolía.
Sufre la distancia un traspié
se perdona a sí misma
se desenvuelve entre yo
y unos cuantos soles
se propaga la distancia
nos sentimos cerca.

Nunca lo suficiente
siempre lo necesario.

Partir la vida en dos
vivir una y sobrevivir con la otra
se acabó el tiempo del tiempo
y en una caída de segundo
ocultos, prófugos, indecisos
seguimos siendo los mismo.

5221.

Palabras son solo palabras.

- ¿Lo viste?
- ¿De qué me hablas?
- ¿Cuál es tu afán de responderme con preguntas?
- ¿Cuál es la gracia de seguirme el juego?

Sí, era más fácil esperarte. Quererte recreaba una revolución interna, necesitaba más ánimos que desencantos, esperarte facilitaba la emoción. Sí, ya no me emocionas.

Sí, era más sencillo cuando todo no tenía sentido, cuando nadie seguía el juego de nadie... Eramos felices así, se suponía. ¿Lo eras? No importa. Estuvimos todo el tiempo debatiéndonos entre aquello que se toca y aquello que se siente. Yo preferí sentirte, disculpa por si te molestó.

No, no hay tiempo. Las oportunidades pasan y aunque vuelan, tú no eres una oportunidad para mí; siempre fuiste más que eso.

- Ahí está el problema.
- ¿De qué hablas?
- De aquello que siempre respondes y nunca contestas.
- Quizás no haya nada que decir, pero mucho por saber.

¿Entonces, cuál era el problema? Los dos. Ni con más ni menos culpas, atravesamos un sin fin de emociones para sentirnos vivos en un mundo ileso, nos reconstruimos con un centenar de problemas para poder sentir todo y se nos olvidó por un instante querernos, realmente...

- Yo creía quererte.
- ¿De qué sigues hablando?
- ¡No te entiendo!
- Lo sé, pero eso es porque no me quieres.
- ¿Ah no? ¿Acaso tú sí a mí?
- No tengo para que responderlo.
- ¡Sí, tienes que responderlo!
- No, llevo mucho tiempo soportándote. ¿No es suficiente eso?
- No...

Entonces te quiero lo suficiente para entender que no soy lo suficiente.

jueves, 22 de septiembre de 2011

4633.

Me pasé el camino por encima
deambulé casi escondida por la magia
aprendí, entre comillas, a permanecer.

Me caí.

Acostumbrada a las piezas de piedra
a enderezarme con una pinza
platicar horas con la almohada.
Acostumbrada a la simpleza.

Me caí.

Recé un tanto por mí, un demasiado por los demás
y no, no recé.
Antes de convertirnos en la pieza musical
éramos un centímetro de humanidad.

Traté de comprender
y me caí.

Mi alma toca la gracia estelar
el pasado continuo de seguir viviendo
en aquellas imágenes, en aquellos recuerdos
en aquellos adioses.

Me di la vuelta y me fui.

Acostumbrada a reír por la simpleza de las voces
al desierto de la soledad
no pude, no quise, no vi.

Una vuelta atrás
un camino sin fin.

martes, 20 de septiembre de 2011

Partirme la cabeza soñándote.

¡Maldito recuerdo!

...

maldita ausencia.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Animales.

Catástrofe del destino, control innecesario. Volvemos a encontrarnos en la misma atmósfera, bajo los mismo elementos y cuando nos situamos a entendernos, no hay similitud en las palabras ni consecuencia en nuestros actos. Somos la misma figura inhumana, el mismo descontrol. Sabemos todo lo que somos y aún no nos encontramos. ¿Qué coincidencia hay en todo esto? La coincidencia de vivir a expensas del otro y no encontrar sentido en la cabeza de los demás. Seguimos siendo el mismo tumulto de emociones.

El amor dura un segundo.

Besarte la vida para pasar desapercibida
lamer la espalda de tu agonía
preferirte, ante todas las cosas,
preferirte.

Entre tus defectos y la palabra indecisa de tu boca
nos topamos con la inseguridad de no vernos
casi nunca, en tiempos borrosos.

Ser simple y principal
llenarme de constelaciones en la noche
y revolvernos en la situación de tenernos
por única vez.

Enlace de quedar despiertos
de tocarnos suavemente
de palpitarnos casi por metáfora
y situarnos en la misma espera
de no vernos, de seguir esperándonos.

Te espero a la misma cantidad que tú me esperas
volteamos las rosas para convertirlas en claveles
y no pensamos nada, lo sentimos todo.

Olvidarse de tu corazón un segundo
seguirte descalza casi por impulso.
Desde que entendí que el tiempo era ciego
profundicé la palabra para sentirnos.

Te escapas por un segundo
me pierdo por un segundo.

El sabor de seguir el camino de tus labios
y enderezarme con la nostalgia de tus ojos
ya no hay camino recorrido, ni razón coherente
si quedamos los dos, entonces hay nada,
entonces hay todo.

1333.
Estar en el juego constante
no aburrirse jamás.

¡Ups!

639.

Acabar la paciencia con un golpe de testarudez
pensar otra vez en las mismas cosas
consumirme, toda la vida.

Pensar demasiado, querernos nada
pensar todo el tiempo
construir la misma historia
pensar que la vida pasa lejos
mantenernos pegados al piso
pensar dejando las cosas de lado
querernos de la misma manera en que nos detestamos.

Florece de a poco el sonido del sol
y nos quedamos expectantes a tientas
de volver, de frustrar nuestro pensar
volver a pensar y forjar el límite
inconsciente de nuestra verdad
correr para sentirme libre
envolverme en la serenidad.

Escapar a velocidad luz
precipitar la vida.

Se apagó el incendio del pensamiento
contribuimos al acontecimiento indeciso
caminamos espaldas al río
se agotó la paciencia de vernos involucrados
de seguir esperando.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Querida Vida:

Siempre traté de saber qué significaba el amor para mí. Sí, es primera vez que hablaré de él, por esencia y nombrándolo.

Por filosofía de vida entiendo al amor como sentimiento y no como producción, con el tiempo y viendo a la gente de hoy en día discrepo bastante con respecto a su posición. ¡Já! Demasiado textual para mí, es como la vida hoy en día; todo dicho, todo concreto, nada escarbado, todo está ahí y no necesitas más. Yo no, yo necesito mucho más.

El amor es un sentimiento y como tal deberíamos comprenderlo. No esperar que la gente reaccione como lo deseamos sino dejarlos ser lo que son, personas, errores comunes, la perfecta imperfección. Esto me calza como todo lo que he escrito para poder sobrevivir, entender al amor como otro sentimiento y no como la trascendental agota el sufrimiento, agota mis ganas de llorar.

Podemos decir que esto consta de millones de años luz, constelaciones, regalos baratos, sonrisas perfectas y uno y que otro buen cuerpo, también el príncipe azul -no deberíamos olvidarlo- pero cabe destacar que dentro de todas estas simplezas de la vida, se nos olvida una más simple... solo amar.

Vivir la vida con libertad y amar con la misma libertad con la que vivimos, no sufrir sin risa y debatirnos en la mentira. ¡A la puta madre con la verdad! Las explicaciones son baratas, producen más dudas que aclaraciones. El amor es igual a libertad y mientras no entendamos eso, no hacemos nada más que superficialidades y seguimos en la misma onda dramática de no entendernos.

¿Qué sentido tiene vivir si todo lo dividimos, todo lo esperamos, si nada inventamos? Amar es lo mismo, creemos en las películas, en las situaciones perfectas, pero olvidamos a las personas.

La de siempre y para siempre...

LiteraturaNegra

jueves, 8 de septiembre de 2011

Comer la distancia por gula.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Imitaciones.

Equivocarse es más razonable que engañarse.

Hay algo extraño aquí.

Pasado mañana es otro día.

Un futuro con olor a cebolla.

La tierra dando vueltas como siempre.

El pasado nos condena.

Perdona, nos crea.

Lamentar el destino.

Figurar la ironía y presentarse a cenar.

Llenar de matices el sonido.

No terminar las cosas.

Producirme para otra obra.

Conocer la mitad de ti.

Darte cuenta que te olvidaste.

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