jueves, 16 de agosto de 2012

4550.

Desencadena el alma
se apiada de mi tu nombre
la dividida emoción de perdernos
de jugar y no encontrarnos
de volar en las espaldas de aquellos que no tocamos
de enterrar los miedos
vivir los miedos
sacar de encima tu timidez.

Me pides que corra por ti
imaginar las cosas por ti y no correspondo
y no debo, y estás ahí
y estoy acá
y no nos encontramos.

Correr en la debilidad
mentalizar tu cama, encontrar el disturbio
y te imaginas en mí en medida que no estoy,
eres negro en medida que eres blanco
y vuelves a ser gris.

Piérdete en mis ganas y no busques explicación
revienta, no me busques
no te apropies de mí
que en la sinceridad entendemos mejor el trato,
el trato de abandonarnos.

Si ríes mi risa aguantará
y tendré que debatir entre las estrellas que contaste
entre el momento justo y la ocasión
el dolor de reventarme por ti
y seguir maldiciendo tu cuerpo
tus ganas, y tu afán de aferrarte a la verdad.

Verdad que no soy
verdad que no eres
y el nosotros se esconde
en la mentira absurda de refugiarnos como tontos
en la silueta del otro.

Piérdete, piérdeme.

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