miércoles, 9 de septiembre de 2009

Soy la palabra...

Soy la palabra más dulce y contemporánea, la más antigua de la gama de palabras... La más dolorosa y la más calmada. Sé renunciar en el momento adecuado, sé perdonar cuando nadie ha perdonado. Soy la palabra que tu tienes todos los días en tu cara, la que te acompaña y vive por ti como si no tuvieses una vida propia. Soy la palabra que sin ser palabra, sin ser verbo, existe igual. Soy la palabra e imágen más contemplada por la sociedad.

Soy la luna que no quiere generar el eclipse, el llanto que no quiere llorar y la sonrisa que busca entradas para hacer escándalos en nuestros labios. Soy la palabra más deseada y codiciosa, la más inútil y la más poderosa. Soy el soy y el no ser, soy la palabra que ante todo sabe entender el contacto que no podemos tener. Soy la constancia que no equilibra la emoción, soy tu todo, tu nada y tu entremedio.

Soy la utopía que no puedes conocer, por lo obvio, por lo que se entiende. Soy eso, esto y mucho más... Soy la palabra que antes que palabra es un cuerpo en movimiento.

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