Camino despacio sobre el velo blanco
en la nieve sombría de mis pies descalzos.
Camino en mis sábanas mojadas
en el río acuoso de un ser en calma.
Sigo mi camino triunfante
agónico a la espera
titubeante al reflejo
que en cada luz no encuentra
su cielo.
Acostumbré a quedarme vacía
a sentir frío en veranos nublados.
Acostumbré a verme tendida en el espejo
a no reflejar mi rostro en el cristal limpio.
Sin tenerlo todo, teniendo nada
agarré mis manos y las froté
no hubo grandes aciertos
y mis defectos me vieron caer.
¿A dónde se fue la vida?
Que entre tanta sonrisa
no encuentro lágrimas postisas.
Nunca dije que esperar era una opción
pero fue la única reacción.
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