tú me enseñaste a creer en las palabras.
¿Tienes algo que decir?
No lo creo.
No sé por qué, pero
siempre encontré palabras perfectas y movimientos absurdos en ti.
¿A quién crees que le creo?
Tu mirada ya no es lo mismo.
No te conozco.
Por más que creyera que sí.
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