Mi mundo se quebró, ¡Bah! Jamás siquiera se trizó. Se dejó llevar por la gama de rojos, rojos que a estas alturas no sirven de mucho. Creí que había olvidado aquel color negro. Se me olvidó que olvidar no era más que palabra de consuelo.
Reí, como siempre, como acostumbro a hacer cuando la nostalgia se apodera de mí. Es difícil, bien doloroso recordar aquellas cosas que te hicieron feliz y ahora no son más que recuerdos, ¿Tú también deseas vivirlas de nuevo?
¿Sentir que extraño algo es aceptable? Yo no debería seguir extrañando. Querida vida sí, le extraño; de una manera que no puedo calcular en centímetros ni años luz, de manera casi incoherente. Me hizo daño y yo no quiero comprender eso.
Hay un lugar mucho más allá de la imaginación que alcanzaré, pero prometo esta vez no irme a la primera desilusión. Porque hemos de estar siempre, pero prefiero no escribirte todo los días.
La de siempre y para siempre...
Reí, como siempre, como acostumbro a hacer cuando la nostalgia se apodera de mí. Es difícil, bien doloroso recordar aquellas cosas que te hicieron feliz y ahora no son más que recuerdos, ¿Tú también deseas vivirlas de nuevo?
¿Sentir que extraño algo es aceptable? Yo no debería seguir extrañando. Querida vida sí, le extraño; de una manera que no puedo calcular en centímetros ni años luz, de manera casi incoherente. Me hizo daño y yo no quiero comprender eso.
Hay un lugar mucho más allá de la imaginación que alcanzaré, pero prometo esta vez no irme a la primera desilusión. Porque hemos de estar siempre, pero prefiero no escribirte todo los días.
La de siempre y para siempre...
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