jueves, 30 de junio de 2011

Azotea.

La ciudad se pierde en tus ojos, tu mirada atraviesa mi cuerpo sin pudor, sin lastimarlo. La ciudad se pierde en tus labios, en tu suave andar, en tu rockera forma de hablar. La ciudad navega por sus ojos color caoba, por sus brazos que la hacen sentir protegida, por la senda de su pelo y el bosque de sus piernas. La ciudad encontró una herida en su rostro, una suave melodía que no tenía final, un recuerdo inhóspito, una frágil sensación de que había perdido algo. La ciudad se perdió en mi mente, logró concebir lugares para tenerle, quiso revivir su vida en la mía, lo acomplejó con mis salidas. La ciudad no volvió a ser la misma.

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