lunes, 20 de junio de 2011

Bajo tu hombro.

Ella no deseaba ocultar sus manos bajo la adicción, necesitaba un poco de tiempo para ordenar su mente, solo eso. Crecieron sus ganas de asomarse a esa realidad bendita de no deberle nada a nadie. Su mirada se aterra de su cuerpo y el dolor incesante decide que comer y que beber, e incluso, que respirar. La consecuencia aspira su habitación y el terror come los pocos sesos que le van quedando, la mirada astuta del ayer no controla las emociones inoportunas. Cambió la vida y cambió la hora. Su palidez se ha ido, nos queda la nada. Ella derritió sus ganas con lágrimas, dejó inerte su pasión intacta, el control alocado de su "sociedad" se durmió entre los laureles de su historia, ella era lo único que le quedaba y con la cabeza descontrolada el dolor se apoderó de su cuerpo, se hizo humano. Lloraron todos.

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