No es que nos hayamos encerrado en el otro
tampoco que el remordimiento haya probado de los dos.
No es que un simple encantamiento vino a visitarnos
es que simplemente de un momento a otro
todo cambió.
Quizás explicarte las razones sería perder el tiempo
mientras que también podría pedirle perdón a mi cuerpo.
Quizás es un poco idiota decir que todo cambia
porque la única verdad es que es mucho más que un cambio.
Y desde mi balcón atesoro el mar que no es de mi propiedad
las lágrimas que sin querer caen
y las visiones que hoy entiendo por tiempo.
Es como la naturaleza misma
es como el pensamiento humano profundo,
pero, ésta vez nos dignamos a sentir
que para amar no basta con la magia de la pasión.
sábado, 23 de mayo de 2009
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