
Tanto tiempo creyendo que es mi culpa, tanto tiempo maldiciendo mi cuerpo. Forjándolo, amarrándolo al sufrimiento que se arrepiente de sufrir... Golpeando su fragilidad tan frágil como mi ser que tiene la culpa como un premio de lotería, como si el dolor no fuese mío, tuyo... Nuestro.
Escuchar y variar todo lo que puedo recorren en un cuerpo ajeno es solo el momento pasional que revive mi interior como si nunca hubiese vivido.
Necesito del tiempo, de las horas que se esparcen en territorios memorables, en momentos que aparecen de la nada, en la armonía que solo sirve para crear una felicidad falsa.
¿Qué tengo que observar?, ¿Qué tengo que aprender? Que todo recuerda a la misma inutilidad de querer morir, todo recuerda a la misma posición en la que me viste crecer...
¿A dónde tengo que ir? Que si tu no eres mi compañía, prefiero no enterarme de mi cuerpo solitariamente vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario