jueves, 16 de julio de 2009

Tan solo fue ayer cuando dejé mis brazos caer, cuando tu recuerdo se hizo más lejano y el poder recuperar las cosas del pasado era ya un olvido.
Fue ayer cuando tu rostro se tornó borroso, cuando mis labios azules dejaron de respirar y el dolor absorbía cada agonía que temblaba suavemente en mi interior.

Puedo creer que la armonía es tan dulce como el mismo sabor, pero, sentir alegría entre el miedo que sofoca mi garganta ahogando cada mínima partícula que necesita de oxígeno para existir.
Observo, atiendo... Despierto, en el mar que es más desierto que la soledad, en las sábanas blancas que dicen proteger y abrigar mi gélido cuerpo... Despierto sin abrir mis ojos, sin enterrar mis palabras, sin desayunar, sin tus brazos abrazando mi cuerpo.

Tan solo fue ayer cuando mis músculos dejaron de existir, cuando la fuerza se marchó con su propio equipaje, sin aviso, sin rencor, sin nada en su maleta. Fue ayer cuando mis palabras no supieron hablar, cuando el llanto se echó a morir, cuando todo el amor que conocí se tornó obsesión en vez de pasión.

Fue ayer cuando desalojé mi propio cuerpo y me digné a ser...

No hay comentarios: