miércoles, 12 de agosto de 2009

Así con la vida...

Sin saludos, sin despedidas.
Encuentro todo tirado en el suelo, mirando las horas pasar, creyendo que todo estará bien. El creer es solo una ambición, no existe... No por hoy.

Pierdo muchas de las cosas que gané, no sé a donde quieren ir... Lo más probable es que quieran ir sin mi y duele, duele tener que ver como las personas actúan de manera distinta ante ti y no sabes como responder, no sabes como reaccionar y solo terminas llenas de lágrimas que no saben si caen por pena o por rabia.

Siento como si la fragilidad ya ha tocado el límite, como si el perdón no existiese y todo lo que veo está lleno de constantes borrosos recuerdos.
Siento como si la fuerza se equivocase, como si el dolor fuese más fuerte que las pequeñas alegrías que me hacen sonreír... Morir no es solo algo corporal y la depresión forma parte de mi estado actual.
No me gusta, me carga, me enferma... Me aterra siquiera creer que volveré a vivir la misma estupidez, el mismo dolor idiota de ver a la gente partir. El adiós y el te quiero son las palabras que más me cuesta pronunciar, no hay clases para aquello, ni mundos que no aterren mis venas ni creen clavadas en mi espalda mientras mis neuronas ponen nervioso a mi cerebro.

El ayer era tan simple, tan complejo, tan absurdo y abstracto... Ahora no tengo idea que significa la palabra "Hoy" que sentido tiene creer que las cosas volverán a ser lo que un momento fue. No tiene gracia seguir creyendo en la vida si ella me demuestra estar muerta. ¿Qué quieres que crea? Si aunque hay gente a mi lado la soledad sigue siendo mi gran compañera.

Las palabras corren, se atienden un poco, se saludan, sueñan... Me evitan.
Quisiese poder decir tantas cosas, no hacerme la fuerte cuando soy demasiado débil, controlar mi rabia... Hay tantas idioteces que siguen constantes en mi cabeza que siguen allí y no puedo olvidar por el simple hecho que mi inconsciente las quiere seguir teniendo.

Me siento tan sola alrededor de tanta multitud, de tantos rostros conocidos que hablan y ríen y no comprenden. Tan sola entremedio de tanta discriminación, de incoherentes palabras, de sueños rotos, de sufrimientos que no duelen. ¿Alguien me puede decir si realmente pudo sufrir? Porque aunque me ahorca hasta la última arteria que tiene mi cuerpo, ¿Realmente estoy sufriendo?

No soy lo suficientemente fuerte para aceptar que soy débil.

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