lunes, 12 de octubre de 2009

316.-

Tus manos siguen siendo el deseo
que no se puede encontrar en lo exótico
del vacío, constantemente silencioso.

Tu cuerpo es el deseo de todo ser humano
pero se apropia del mío
no lo suelta, lo hace suyo.

Tus ojos reflejan el brillo del cielo
que la ciudad abundante desearía mirar
y si la fortuna tuvo que recaer en mis manos
pues que el sonido se lleve el lamento de varios.

Tu sonrisa es la perfección que nadie se atreve a conocer
es la dulzura que acompaña la sintonía de la música
y los acordes que encabezan mi vida
que sin tu roce acompañan mi lírica.

No hay comentarios: