Puedo condenarte
sentir tus labios apegados
a mi sombra,
puedo rezar mirándote
y creyendo que Dios es
solo un reflejo de lo que tememos ser.
¡Sí! Realmente puedo
sabotear mi caída
mentirte y sentirte
a cada instante, en cada momento
al lado de mi cuerpo.
Importaría si es que veo
si es que señalizo la humildad
si es que pongo énfasis a tu apellido;
importaría, pero, ¿Qué más da?
domingo, 25 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario