lunes, 26 de julio de 2010

Azul.

- Dame tu mano, por favor. No te vayas. - Le dije, un poco tarde, un poco frío, un poco todo.
- No puedo quedarme - Me contestó, sin preámbulos, sin razones... Seco.

Ayer construí un paraíso lleno de rosas, de rosas azules. No sé por qué la verdad, el color me atrajo bastante como para disimular emoción por otra tonalidad. No me quedaba nada más que aquél hermoso tono azul.

Me senté en un banco azul, en una parada. Sin más palabras quedé hipnotizada por aquél cálido recorrido. Dibujé tu sonrisa una vez más y no supe que decir, me digné a llorar...

Y así recorrí día tras día; esperándote, extrañándote, entre compañías queriéndote. Mas jamás amándote.

¡Qué manera de vivir! Sufrir es lo único que me queda de compañía. Al fin y al cabo la tristeza es solo el camino a la felicidad y sé que en aquél final te encontrarás tú, mirándome, sonriéndome, queriéndome, mas no amándome.

No hay comentarios: