sábado, 12 de noviembre de 2011

Querida Vida:

La idea corrió a cien kilómetros por hora, no me percaté del aumento de velocidad. Desapareció.

Sentada en los bancos de la memoria logré recordar aquellas situaciones que hacían de mí otro espécimen para analizar. De esas tantas extrañezas que revelaba mi alma, estaba escondido el miedo.

Contratar a la nostalgia como enemiga sin mencionarle que la tengo en mi mano disfrazada de un par de agonías. Ya me sé el cuento, un día somos y el otro día no... La costumbre de cambiar y estar todo el día en constante silencio. Me enmarco y vuelvo a salir.

Conté mil ilusiones con un millón de nombres, recibí una cantidad de golpes por no ser lo que esperaban; esa costumbre idiota de parecerse a nadie, de seguir el escándalo mediático, pero jamás creer en él. Sí, es más divertido así.

Siempre creí que la verdad es relativa, nunca confundí los aciertos para tener que caer en la duda, no hubo necesidad de caer. Vivir constantemente en la duda, es no buscar respuesta sabiendo que la hay. He perdido el tiempo en demasiadas cosas, no pierdo el tiempo en saber qué significa esto.

Cuando entendí que las respuestas no van conmigo, empecé a vivir.

La de siempre y para siempre...

LiteraturaNegra

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