lunes, 15 de marzo de 2010

Tiempos azules.-

Fue en una época en que desojé mi cuerpo en el olvido. Quise observar mis ganas desde el más allá, pero la contemplación que creí única era increíblemente normal.
Puse mis pies en la tierra un tiempo sin debatir con mi alma, le dejé pedazos de miga a mi cerebro para que disfrutara del exterior un tiempo; se fue con ello sus ganas, sus recuerdos... Me dejó deshecha en el miedo.

Me acostumbré a huir; de la gente, del pasado, el futuro, de todo. Y congelé mi vacío para sentirme viva un tiempo, como bien sabrás lo que fue una gran función se convirtió en polvo.
Siempre quise decir tanto, me dediqué a callar y hoy me veo en el espejo y no sé que decir... No me puedo hablar creyendo que todo irá bien, que el tiempo entenderá lo que jamás pude hacer. No es tan difícil querer... ¿Por qué siempre fue un deber más que un querer?

Otro día más en la monotonía que no me hace sonreír... Otro tiempo más en la estúpida ironía de no saber que hacer y tender mis manos al destino. ¡No! No quiero más, no quiero seguir soñando cosas, no quiero seguir aquí esperando a que las cosas simplemente tengan que ser.

Querido Dios no te doy la oportunidad de controlar mi vida ni de mejorarla. ¡Déjame tranquila!
Ya no sé que decir, no más que agregar. No sé que hacer, a dónde ir... He caído dormida en las hojas turbias de mi sentir, en el recuerdo obscuro de no saber vivir. No quiero aprender...

Me quiero ver caer.

No hay comentarios: