sábado, 14 de mayo de 2011

Es lo único que tengo.

Hubo una sola razón de por qué te amé. Tú jamás la conociste, yo la vengo descubriendo recién y en aquél acertijo nunca entendí si esa razón es la verdadera, pero es la que más me queda y peor aún, la que más cuadra.

Contar nuestra historia sería contar la mía, no porque mi vida haya girado solo en torno a ti, sino porque todos vemos distintas realidades, yo conozco la mía, yo no sé que parte de la historia conservas tú. Yo llevo conservando la mía en una caja segura, nadie entra, nadie sale, solo te mantengo.

Creo que ni me recuerdas, si me recordaras habría un mínimo de respeto, y de este último no encuentro nada. Hiciste todo para hacerme feliz -no te lo niego- pero destruiste fácilmente lo que años me costó construir. Era fácil, lindo y casi idiota.

Llenaste todo con rosas, con hadas, canciones extrañas y cursilerías comunes. Yo no amaba eso, creo que a ti tampoco.

Pero para qué andamos con cosas, me llenaste. Y difícilmente me fui de ti, en cambio, para ti fue súper simple irte de mí. Pero yo no te amaba, incluso detestaba muchas cosas de ti.

Lo más chistoso de todo esto es que me era indiferente, soportaba cosas que mi filosofía no aceptaba y dejé todas mis reglas de lado por ti. Quizás no, quizás por el cariño.

¿Por qué te amé? Porque me hiciste sentir algo que nunca había sentido. Fuiste más necesidad que otra cosa, y ¡Lo sé! es duro y casi horroroso que diga esto, pero la verdad nos consume como seres hipócritas. Por filosofía, no creo en la hipocresía. Pero te amé, por una sola razón y puede ser la más idiota de todas, pero es la más existente y es la única que me toca.

Me refugié en ti, me sentí a salvo contigo. Para varias eras totalmente distinto a todo, incluso a mi prototipo, eras nadie, eras alguien, eras nada, eras todo. Te amé, dudosamente, te amé. Sin preámbulos, sin sonrisas forzadas, sin malos entendidos, te amé -Con el tiempo llegué a detestarte, pero ese es un comentario innecesario-

Y repetiría toda la vida que te quise, por necesidad más que por cariño propio. Es tan simple y tan difícil la respuesta que no importa el camino en el que vayas llegarás igual a la cruda solución de que todo, todo lo que hiciste fue en vano, igual que lo que hice yo. Hicimos todo en vano, querernos y luego detestarnos, volar y luego aterrizar para que te dieras cuenta que no me querías, pero yo sí te quise, pero no por ti, casi por mí.

Eras todo, todo lo que nunca soñé -nunca logré entender eso- y fuera de tiempo eras todo lo que necesitaba.

Hubo una sola razón de por qué te amé. Y aunque aún no la entiendo, es la única que me queda. Si te amé en algún momento fue por la mera necesidad de querer amar algo. Yo nunca había amado y tampoco terminé amándote.

1 comentario:

K.N. dijo...

Esta me gusto mucho, me recuerda a mi.-