Me he vuelto ciega a tu rostro,
a lo poderoso del ensueño
y aunque recemos por nuestros cuerpos
todo derrota la calma, el espacio y el enojo.
Me he vuelto ciega a la vida,
al maldito momento,
a la gente suicida
y a la muerte que aún te quiere.
Me he vuelto ciega a ti,
a la manía que nos hace únicos
y aunque el dolor sea grave
seguimos siendo amantes.
sábado, 17 de enero de 2009
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