viernes, 9 de enero de 2009

Mis pies se han cansado de esperarte, de querer que recorras su silueta y que abandones el juego tan pronto.
Mis pies, descalzos, huyen de tu amargura, tu no estás presente, me has abandonado, has dejado que el tiempo pase, que nada ocurre y que deje de amar lo que he amado toda la vida.
¿Cómo? ¿Cómo es que el amor puede llegar al odio?
Mis pies quienes te han querido por siempre, te han visto crecer, ya se aburren de tu encanto y de lo que jamás has tenido.

Sí, mis pies, quienes me sujetan no pueden entender como su alma escapa de quien las tiene. Los que hacen que estés de pie, hoy se han desmoronado en forma de una sola cosa.

Sí, los pies te sujetan, te hacen estar en tierra... Ahora te has ido y no hay quien afirme mi estadía.

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