martes, 28 de diciembre de 2010

Vivir / Morir.

- Ésta es la manera en que llevamos la vida. Ésta es la manera en que dividen nuestro vivir.

Apareció un día de la nada. La madrugada se me hizo eterna, el contraste de luces afuera no me dejaba aclarar mis pensamientos, todo era negro, rojo, amarillo, el cielo quería caer en la más grande claridad y la noche no se quería despedir. Ahí tú verás como se la arreglaron, yo cerré la cortina.

Tuve una de esas tantas pesadillas que no me dejaban tranquilo hace semanas ya. La psicóloga que ve a mi hermana le dijo que quizás tenía algún miedo. ¡Já! Yo no voy a psicólogos. No encuentro locos a los que van, pero yo no iría a desahuciar mi vida en manos de un completo o completa desconocida. ¿Es obvio que no le creí? Los miedos son abstractos, casi indebidos, un poco traumáticos, a tiempos aventureros. Pero no tengo miedo, no por ahora.

Y amaneció por fin. Nunca entendí porque el tiempo luchaba si al fin y al cabo todo está preparado con anticipación, día y noche. ¿De qué sirve presenciar tal drama de colores? No hay nada nuevo, nada espectacular. Agarré mi taza y me fui a la cocina a preparar el café matutino, bien cargado. Me bañé, me vestí, me lavé los dientes y me acosté en mi cama, otra vez.

A ver la televisión obviamente, no creerá usted que volví a dormir. Ya había dormido mis ocho horas. No, miento. Es que por razones de aquellos "miedos" que me hacen reír tanto no puedo dormir, llevo semanas sin dormir. La mayor parte de nosotros lleva un vida durmiendo, y otra despierto.

Llegó mi hermana. Esto si es un problema. ¿Ustedes conocen gente que arregla todo, modifica todo, organiza todo, mantiene todo en orden, alega por todo, se preocupa por todo? Bueno, ella es peor, pero la quiero. Llegó y me preguntó, le mentí obviamente, no irá a creer usted que a una persona tan histérica como mi hermana le iba a decir que otra vez no pude dormir. Y empezó con sus blablablas que mantienen despierto a todo el edificio a las 10 de la mañana y me decía que debía ir al médico, que quizás había un problema, que necesitaba pastillas. ¡¿Quién necesita pastillas?! Maldito control en tu vida.

Y me atropelló un auto. ¡Mentira! Pero sería chistoso que así fuese. ¿Cuánta gente al tratar de convencer a sus padres o a alguien que nada le pasará siempre da de ejemplo que puede cruzar la calle y ser atropellado por un auto? Bueno, yo fui uno de esos idiotas, ahora me da risa.

¿A qué voy? No sé. Puedes leerlo como no leerlo, la verdad es que a estas alturas de la vida llegas a comprender que la rutina y las razones nunca conforman.

Todo es negro, todo es blanco. Pero nada nunca es gris. A veces nos aferramos, otras veces morimos. La vida es así, lloramos al llegar y de una sola cerrada de ojos nos iremos a quién sabe dónde.

Mi nombre es desconocido, mi ciudad natal también. ¿Mi propósito? ¡Já!

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