martes, 30 de agosto de 2011

Para sonreír.

Libertad de morir.
Libertad de vivir.

y cae en la conciencia el dolor que nos espera
la sinfonía exacta de sentirnos despiertos
en el mundo concreto de no vernos.

Paréntesis.

Dormía la paciencia acostada en su hombro
la gloria prefería indagar por cinco metros más allá de distancia
despertaba el interés de encontrar un mundo nuevo
y la vida desesperó.

Caminamos solos, otra vez.

Nace el principio del método
el continuo proceso de informarse
la proximidad de mantenernos lejanos
y no, no hay cuerpo a cuál volver.

Principios aparte.

Hundió la memoria el sutil recuerdo
y se apagó la atmósfera.
Nos recordamos en silencio y abatimos la soledad
de puerto en puerto, de sol a sol.

Me impresiona, no me consta.

El deseo de mirar a través de lentes de sol
de continuar en la misma historia sin artículos
nos despertamos, el mundo sigue igual.

Nos despertamos, no hay.

Desapareció el fugaz reencuentro y la metáfora
nos debate entre la verdad y la mentira
y decimos nada, sentimos todo
el calor humano ya no es propio
creí sentirlo, creí tocarlo
me encontré con su silueta otra vez.

Y el sol despertó acurrucado en la luna.

3774.

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