sábado, 10 de septiembre de 2011

Querida Vida:

Siempre traté de saber qué significaba el amor para mí. Sí, es primera vez que hablaré de él, por esencia y nombrándolo.

Por filosofía de vida entiendo al amor como sentimiento y no como producción, con el tiempo y viendo a la gente de hoy en día discrepo bastante con respecto a su posición. ¡Já! Demasiado textual para mí, es como la vida hoy en día; todo dicho, todo concreto, nada escarbado, todo está ahí y no necesitas más. Yo no, yo necesito mucho más.

El amor es un sentimiento y como tal deberíamos comprenderlo. No esperar que la gente reaccione como lo deseamos sino dejarlos ser lo que son, personas, errores comunes, la perfecta imperfección. Esto me calza como todo lo que he escrito para poder sobrevivir, entender al amor como otro sentimiento y no como la trascendental agota el sufrimiento, agota mis ganas de llorar.

Podemos decir que esto consta de millones de años luz, constelaciones, regalos baratos, sonrisas perfectas y uno y que otro buen cuerpo, también el príncipe azul -no deberíamos olvidarlo- pero cabe destacar que dentro de todas estas simplezas de la vida, se nos olvida una más simple... solo amar.

Vivir la vida con libertad y amar con la misma libertad con la que vivimos, no sufrir sin risa y debatirnos en la mentira. ¡A la puta madre con la verdad! Las explicaciones son baratas, producen más dudas que aclaraciones. El amor es igual a libertad y mientras no entendamos eso, no hacemos nada más que superficialidades y seguimos en la misma onda dramática de no entendernos.

¿Qué sentido tiene vivir si todo lo dividimos, todo lo esperamos, si nada inventamos? Amar es lo mismo, creemos en las películas, en las situaciones perfectas, pero olvidamos a las personas.

La de siempre y para siempre...

LiteraturaNegra

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