martes, 22 de diciembre de 2009

2504.-

Me dediqué a ser la pluma frágil en tu vida
y desmoroné cada razón que nos acudía.
Quise fortalecer la unión que sonreía
imbécilmente a la partida de los cuerpos
al sonrojo de la situación
al estándar plasmático de no entender.

Esparcí el polvo que entristecía
a la maldad sin consternar la noción
y sin querer toqué el rencor que
nos apodo como su único amor.

No pude descifrar la tardanza
ni alabar el hecho de suponer.
Por hoy, la felicidad se ha embarcado
en nuestro viaje, como el timón
como la resonancia de lo que se siente
y en tiempos varios, se estanca.

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