Oí decir que no importaba
hablé con el tiempo
y dijo nada...
Ahí esperé
contemplando el saber ingenuo
la dulzura inocente
mis manos tibias aferradas
a mi cintura que siendo firme
fue incapaz de afirmarse.
Nadie nos dijo que iba a ser así
pero la imaginación no quiso dividir
el famoso mundo que quisimos ver de a dos.
Nuestros ojos no quisieron observar
e independiente de cuan graciosa sea la situación
no hay para qué pedir perdón.
martes, 22 de diciembre de 2009
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