martes, 22 de diciembre de 2009

Reduciendo la vida.-

En este espacio vacío quise descifrar mi humildad convertida en vanidad, quise difundir las razones que apropian la hermandad como algo único y con propiedad.

Intenté vaciar las cifras que me hacían recordar... Recordar las palabras que volaban en el techo, las que se mantenían en la silla creyendo que era su espacio en la vida.

¿Cómo quisiste resucitar mi alma? - Me pregunté el otro día, creyendo que tú espacio infinito era solo la soledad marcada por la eternidad que no quiere recordarme como algo pasajero sino como algo moribundo a través de la estadía, a través de los años... A través de tú espacio.

¡Tranquila! No despiertes la inconsciente que mantiene hábil tus piernas frágiles, no despiertes el momento barato que no se comporta como uno de nosotros.

En este espacio frío solo quise enmendar la problemática de no saber escapar, me envolví en sus cálidas sábanas, en su espacio acogedor y la oscuridad simplemente; me llevó.

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