Multipliquemos las cosas
y aprendamos a restar las maldades.
Creamos danzar en la noche
mientras los colores iluminan nuestros rostros.
Tratemos de encontrarle sentido a la vida
y al mismo tiempo dignemonos a vivir.
Miremos como las cosas caen del cielo
y éste mismo nos muestra un paraíso finito.
No me digas que es todo distinto,
porque si lo fuese sería otra palabra la correcta.
La verdad es que la única diferencia
es que la felicidad toca la puerta.
viernes, 28 de noviembre de 2008
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